Daigu Ryōkan (1758–1831) fue un monje zen japonés, poeta y calígrafo, conocido por su vida humilde y sencilla. Nació en la provincia de Echigo y, tras formarse como monje en los templos Zen de Koshoji y de Entsūji, decidió apartarse de la vida monástica formal para retirarse a una choza en la montaña.

Su poesía se caracteriza por la sencillez, la ternura y un humor compasivo, reflejando su desapego de lo material y su profunda atención a lo esencial de la vida. No buscaba fama ni discípulos y, sin embargo, dejó un legado que hoy lo convierte en una de las figuras más queridas de la tradición zen.

Este breve poema muestra la mirada única de Ryōkan: un ladrón puede llevarse las pocas pertenencias de su choza, pero olvida lo esencial, lo que no se puede poseer ni robar: la belleza inaprensible de la luna. Ryōkan nos recuerda que lo verdaderamente valioso no está en lo que acumulamos, sino en aquello que permanece siempre disponible para quien sabe mirar: la luz de la luna, la calma del instante, la libertad del espíritu.

Nota: La caligrafía que acompaña la imagen es de Yoko Abiko

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